jueves, 20 de septiembre de 2007

UNA RESPUESTA DESDE LA TEORIA DE LA ELECCION PÚBLICA AL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA

POR: RAMIRO PINZON ASELA*

EL FUNDAMENTO ECONÓMICO EN LA TEORIA DE LA ELECCION PUBLICA
Los teóricos James Buchanan y Gordon Tullock se propusieron a partir de presupuestos económicos participar en el debate contractualista de los procesos políticos. Esta teoría propone la política como un juego en términos de intercambio en la medida en que se busque obtener utilidades para todos los implicados en el proceso. Ellos se interesan por explicar desde una teoría de cálculo egoísta los beneficios que podrían obtenerse si se busca conciliar los intereses individualistas con las necesidades colectivas.

La acción colectiva debe estar, según nuestro postulado, compuesta de acciones individuales… Nuestra teoría arranca de la acción y la toma de decisiones del individuo en cuanto a que él participa en los procesos a través de los cuales se organizan elecciones de grupos… El individuo representativo de nuestros modelos puede ser egoísta o altruista o cualquier combinación de esto.
Nuestra teoría es “Económica” sólo en tanto que supone que los distintos individuos son individuos diferentes, y como tales, probablemente tienen distintos objetivos y propósitos con respecto a los resultados de la acción colectiva.1
Los autores acuden a Hume para sustentar los orígenes de su teoría de la obligación política desde su perspectiva economicista. Al respecto dicen: La obligación subsecuente del individuo para acatar las decisiones tomadas por la colectividad, en la medida en que éstas se alcanzan constitucionalmente, estriba en su obligación para cumplir el contrato una vez hecho. Esta base de la obligación Política tropieza con una dificultad inmediata tan pronto como se establecen reglas constitucionales que se aplican a los individuos distintos de los que pudieran haber tenido parte en el contrato original. En este aspecto donde parece que las concepciones de David Hume son más útiles, y parece que tienen mucho en común con las nuestras. Nuestro análisis básico del cálculo de individuo al elegir entre las reglas organizativas alternativas, al seleccionar una constitución política, ha demostrado que a menudo servirá al propio interés racional del individuo el seleccionar una regla particular que se puede predecir que produzca resultados, en alguna ocasión contrarios del interés propio del individuo calculado dentro de un espacio de tiempo más corto… A este respecto nuestro precursor inmediato es Hume, quien con éxito fue capaz de basar la obligación política… en el interés egoísta.2
Buchanan y Tullock consideran que lo que conduce al individuo a asociarse y a tomar decisiones políticas con otros individuos es el
cálculo de costos y beneficios. Para ello establecen una distinción entre costos externos, costos de toma de decisiones y costos de interdependencia social; el primero son aquellos costos que el individuo espera soportar como resultado de la acción de los otros y sobre los cuales, él en particular, no tiene control; el segundo son aquellos costos en que el individuo espera incurrir como resultado de su propia participación en una actividad organizada; y el tercero es la suma de los costos externos y de los costos de toma de decisiones, los cuales el individuo racional tratará de reducir a la cifra más baja.3 Teniendo en cuenta esta diferenciación de conceptos se deduce fácilmente que lo que determina la cooperación entre los individuos es el cálculo de los costos de interdependencia social en tanto que todos tienen la posibilidad de ganar.
En la teoría de la Acción Colectiva se destaca el individualismo metodológico, el cual concibe a los individuos como los únicos responsables iniciales y finales de las decisiones tanto de grupo como privadas. El individualismo metodológico recoge la hipótesis económica que dice que el individuo promedio cuando se enfrenta a una elección real de intercambio, elegirá más en vez de menos. El punto de partida del Individualismo Metodológico es el cálculo, cálculo racional, pero egoísta que explica las motivaciones del individuo tanto en la esfera de lo individual, como en la pública. Como se encargan de demostrar en el Individualismo Metodológico, el cálculo racional que explica las decisiones particulares es aplicable cuando se trata de las relaciones políticas y económicas, y por tanto no se establece ninguna esquización del individuo que vive y trabaja, ya que se desenvuelva en la esfera de lo doméstico, como de lo público.4
La teoría de la Elección Pública retoma dos reglas máximas de decisión utilizadas en las modernas democracias: La regla de la mayoría simple y la regla del consenso. La regla de mayoría simple permitirá equilibrar las diferencias que puedan surgir en cuanto que una decisión beneficie más a unos que a otros y esa minoría no tendría que asumir el costo total de dicha determinación. La segunda, llamada también decisión por unanimidad, implica que o bien los costos externos, o bien los costos internos se reducen enormemente de tal manera que todos estarían de acuerdo en decidirse por una u otra determinación. Se ve claramente que la regla de mayoría simple es la regla que es necesario utilizar en las decisiones en las que no estan de acuerdo todos los participantes y en donde la minoría debe aceptar las decisiones de la mayoría sin que les desmejore su situación.5
LA TEORIA DE LA ELECCION PUBLICA: UNA POSIBLE SOLUCION AL PROCESO DE GLOBALIZACION.
En su propuesta teórica Buchanan y Tullock conciben al individuo, económica y políticamente en condiciones de desigualdad y es esa desigualdad lo que lo induce a llegar a un contrato, pues si esas condiciones fueran para todos iguales no habrían conflictos y de hecho no tendríamos teorías que buscan ir dando posibles respuestas a los mismos. La teoría de la Elección Pública es eminentemente individualista y considera a cada individuo participante en los procesos políticos como autónomo y con la capacidad para tomar la decisión que más ha de convenir a todos. Según la teoría de la Elección Pública si los intereses individuales son tan encontrados que no es posible la construcción de un consenso, no hay por que - si se tratará de concurrentes racionales - bloquear cualquier arreglo, sino que se puede aplicar el cálculo de costos y ganancias para lograr una decisión que beneficie a la mayoría de los ciudadanos.6
Desde esta perspectiva, el individuo se verá obligado a cooperar para resolver problemas políticos para todos los participantes procurando la reducción de los costos. Bajo el sistema en el que estamos insertos, donde cada vez el capital es el que media determinantemente en las interrelaciones sociales y los individuos
cada vez están más conquistados por la cosificación que produce el medio, una alternativa probable puede llegar a ser la de conciliar los intereses de cada uno para no terminar eliminándose a sí mismos o entre sí.
Me preocupa enormemente la imposición de un pensamiento único como el que han referenciado Ignacio Ramonet, Noam Chomsky, I. Ward y J. F. Kant y que ha sido desarrollada por Ricardo Petrella, profesor de la Universidad de Lovaina en su trabajo titulado “Las Nuevas Tablas de La Ley”, y ha sido expresado por George Verstrynge y A. Martín Beaumont de la siguiente manera:
Mundialización de las finanzas, del capital, de los mercados, de las empresas y su estrategia.
Adaptación a las revoluciones científicas y tecnológicas en los ámbitos de la energía, materiales, biotecnología y comunicaciones, teniendo en cuenta que se trata de innovaciones de procedimiento y fabricación y no tanto de productos, lo cual acarrea pérdida de puestos de trabajo.
Todo lo anterior obliga a la ultracompetitividad… y ello a todos.
Hay que ir a un espacio mundial único en el que no tendrán sitio ni protección de ninguna clase.
Para ello, hay que desregular los mecanismos de dirección y orientación de la economía. No le toca mandar esto ni al ciudadano, ni al Estado, sino al productor, al consumidor y a los financieros. El Estado no es más que un notario que toma acta.
Y finalmente : Privatización al máximo de la estructura económica.7
Siendo coherente con los anteriores principios, que no son otros que sobre lo cual se elabora toda una política de globalización de la economía y la deshumanización del ser humano, puesto que lo imperante, es que el ciudadano se ha sustituido por el productor, distribuidor y consumidor aplicando la ley de la rentabilidad y la ganancia trayendo como consecuencia la agudización de los conflictos sociales y eliminando cualquier tipo de concertación para la solución de los mismos.
Vistas así las cosas y teniendo en cuenta que el aspecto económico es determinante en el mundo social, los presupuestos economicistas con los que la Teoría de la Acción Colectiva propone mediar, pueden llegar a convertirse en las soluciones eficaces entre los individuos guiados por el cálculo egoísta en medio de la catarsis y el caos en que se vive en esta repugnante modernidad.
EL Autor Es Especialista en Filosofía Politica UIS- Universidad de Antioquia

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